Muy lejos de la clásica gama de los marrones y del blanco puro que se utilizó desde siempre para los revestimientos y el mobiliario de la cocina, hoy se apunta a lograr una inyección de color en cada uno de sus rincones. Tal es así que se consiguen en el mercado electrodomésticos de coloridos tonos como el anaranjado, el amarillo o el verde brillante, pero claro, un electrodoméstico o accesorio puede reemplazarse sin problemas, pero un revestimiento y el mobiliario principal resultarán mucho más complicados (y caros).
Por eso, antes de decidir los tonos que vestirán la cocina es imprescindible pensar muy bien, sin dejar de lado los cánones que imponen la moda, por supuesto. El punto de partida es elegir una tonalidad determinada que sea la protagonista y buscar los distintos elementos de la cocina que armonicen, ya sea por afinidad o por contraste.
Para el piso, por ejemplo, conviene elegir una tonalidad clara como el beige o un pastel u oscura, siempre y cuando el espacio sea amplío. El blanco total no es recomendable, ya que suele dejar en evidencia la más mínima suciedad. Si en la pared piensa combinar azulejos con pintura, en cambio, lo mejor será que use el tono más llamativo para pintar y deje el sobrio para los azulejos, ya que, si se arrepiente, podra renovarlo con una inversión muy inferior a la que llevaría el cambio de azulejos.
Por eso, antes de decidir los tonos que vestirán la cocina es imprescindible pensar muy bien, sin dejar de lado los cánones que imponen la moda, por supuesto. El punto de partida es elegir una tonalidad determinada que sea la protagonista y buscar los distintos elementos de la cocina que armonicen, ya sea por afinidad o por contraste.
Para el piso, por ejemplo, conviene elegir una tonalidad clara como el beige o un pastel u oscura, siempre y cuando el espacio sea amplío. El blanco total no es recomendable, ya que suele dejar en evidencia la más mínima suciedad. Si en la pared piensa combinar azulejos con pintura, en cambio, lo mejor será que use el tono más llamativo para pintar y deje el sobrio para los azulejos, ya que, si se arrepiente, podra renovarlo con una inversión muy inferior a la que llevaría el cambio de azulejos.
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